El día del juicio final, temido por muchos de vosotros, ha
llegado, por lo menos para mi y fue ayer. Ayer me operaron de la muela del
juicio.
Me habían hablado bastante mal del tema,
que si dolía, que si hinchazón y mil cosas más, pero con mi habitual pachorra,
ni pensé en el tema hasta estar con media boca dormida en el sofá del dentista.
Gracias a D. Jesús, el dentista, que es un
gran señor y a sus chistes verdes, que hace que te partas la polla cuando
tienes toda la boca abierta y evidentemente que es un gran dentista, por
hacerme el favor de quitarme tal despiadada pieza ósea de mi boca, que ya
estaba dando por saco bastante, pieza ósea la cual me dijo el dentista, que
solo se apreciaba una raíz pero que tenía 3, qué según me explico es lo peor y
más jodido, ya que digamos que hay que arrancar como 3 especie de uniones de
ligamentos o algo así y lo peor que todo eso es por la puta fuerza bruta y
hasta que no sentí los 3 "crack", ese pedazo de bicho no salió de mi
orificio bucal.
" Tienes que sentir presión, no
dolor", me decía.
Pero por un momento, sentía que eso dolía
de cojones, ni que estuvieran metiendo un destornillador en la boca, clavándolo
para hacer espacio y poder tirar bien de aquel bicho, craken llamados en
algunas culturas, pero bueno, me aguante y no dije na, solo para hacerme el
chulo, aunque soltará de vez en cuando algún gemidito, pero de macho, de muy
macho y alguna lagrimilla por mi ojo derecho.
A la cosa de 5-10 minutillos en un tira y
afloja, la muela salió. Ya en su lecho de muerte, la miré y me miró y nos
emplazamos a un combate final, pero ya será en el infierno. Adiós hija del mal,
volveremos a encontrarnos.